martes, 14 de junio de 2011

Entusiasmos, excesos y nuevas formas de culto



Me han enviado este youtube con el que abro el articulete. Ni sabia que existía el movimiento que organiza esas movidas ni tampoco que hubiera algo como esos actos llamados 'cielo abierto'. Echen ustedes un vistazo al youtube, y háganse algún juicio.

Aparte la estrámbotica introducción que hace el 'predicador' al comenzar el video, con gestos y expresiones bastante estudiados (no sé si ritualizados) el reportaje que sigue es de por sí elocuente: Escenario, músicos, cantantes, fieles-espectadores, obispo y sacerdotes celebrantes, animadores. Parece ser en torno a la celebración de una Misa, y luego la custodia con el Santísimo expuesto. Hasta aquí, lo que llevo apuntado podría valer como resumen de una Hora Santa, un turno de Adoración Nocturna o un Jubileo de las Cuarenta Horas. Sin embargo, la composición de lugar, las formas y la estructura, digamos, celebrativa del 'cielo abierto' difiere tanto del culto tradicional católico que no es exageración si deducimos que estamos ante una nueva forma de culto.

Si es una nueva forma de culto, ¿implica también un nuevo concepto de fe? Me refiero a la aplicación del principio lex orandi-lex credendi, se reza lo que se cree y se cree lo que se reza. ¿La fe y la doctrina sobre el Santísimo Sacramento se ven alterados por esas formas que suponen una apreciable variación de la forma tradicional del Culto Eucarístico?

Desde su aparición la Iglesia distinguió muy claramente el culto al Santísimo Sacramento de otras manifestaciones cúltico-devocionales: El Sacramento expuesto tiene un ritual propio, con cantos, preces y rúbricas que distinguen este culto de otros.

Contrastando con lo que se ve en el youtube del 'cielo abierto', en la exposición del Santísimo Sacramento se enfatiza la centralidad atractiva del Corpus Domini expuesto en la Custodia (o contenido en el Copón, si se trata de exposición menor), de tal manera que el ministro (sacerdote o diácono) apenas tienen otro 'protagonismo' que el de servir al acto de culto en sí, como ministros, en su cometido estrictamente litúrgico. A lo sumo, en caso de celebrarse el Manifiesto en o durante un acto de culto 'marco' (una novena, un octavario, una rogativa, un turno de Adoración Nocturna, etc.), el sacerdote podrá predicar o platicar o dirigir una meditación, pero todo ello con la contención devocional que impone el Sacramento expuesto y siempre en referencia a la Presencia del Señor Sacramentado.

Sin embargo, en ese acto del 'cielo abierto' intervienen personas que 'descentralizan' el culto al Santísimo al imponer de forma muy destacada su participación en el acto, ya sea cantando, ya tocando instrumentos, ya animando a los fieles presentes.

El silencio y el recogimiento adorante que tradicionalmente caracteriza a los actos de exposición del Santísimo Sacramento se han transformado en una explosión sentimental, con ambietación musical y efectos escenográficos. ¿Qué se imita, en qué modelos se inspiran? Obviamente no en las formas litúrgicas católicas.

El escenario, la música, la iluminación, el ambiente, la misma estructura del recinto y su espacio entorno, todo se asemeja a modelos no-litúrgicos. El efecto es el mismo que el que podemos encontrar en una sala de espectáculos, un auditorio de música pop, incluso uno de esos llamados 'conciertos' rock. Viendo la grabación, casi se espera que los presentes enciendan sus mecheros y se balanceen al ritmo estupefaciente de la música, con las llamitas encendidas. ¿Esas formas son compatibles con ese culto, un culto al Sacramento?

Una dimensión inherente a todo culto religioso es su intencionada y deliberada separación de las formas profanas, no sagradas, para demarcar y resaltar el hecho sagrado en sí, que no debe confundirse con los elementos de la vida y el mundo profanos. Adoptar formas, maneras, elementos, estructuras que previamente se identifican con actos muy determinados y reconocibles (espectáculos, música, artistas) inducen a la confusión. Una confusión que incluye ciertos mensajes implícitos que devaluan lo sagrado al degradarlo al plano de lo profano.

Todo vale y todo es apto. Este es uno de los postulados que fundamenta gran parte de las desviaciones y abusos litúrgicos del post-concilio, con la consecuencia de la adopción/aceptación de cualquier cosa, medio, circunstancia, ocasión, etc. y su incorporación a la liturgia católica. Nada se excluye, todo sirve.

Esta tesis hace que la muy problemática reforma litúrgica post-vaticano2º no cese y continue activa, con las desgraciadas consecuencias que se pueden comprobar en escenas y actos como el del youtube que comento. Item más: En cuanto tales supuestos se han asumido y son el santo y seña de los liturgistas en acción, la expansión de la degradación se ha quasi institucionalizado, como una de esos demenciales partidos que se definen institucionalmente revolucionarios.

El otro mal que acompaña a esta demodelora tendencia es el protagonismo patológico que suele afectar a nuestros obispos, quizá otra mala influencia del juanpablismo: Un obispo católico del siglo XXI necesita darse baños de multitud, de juventud, de escenario. Si no, no se ven 'realizados' como obispos. Y por eso la complacencia episcopal para este tipo de actos de culto-espectáculo de masas, y su propagación.

De la parte logística, de lo material, de lo financiero, de costos y gastos y cuentas y esponsors y demás, no hablaré. No hablo porque no sé. Pero me imagino horrores tras los escenarios, sordideces y enredos de folletín negro. Muy oscuro, quiero decir.

Para rematar el articulete con una muestra autóctona, made in Spain, les atormento (con la venia) con otra muestra JMJ, para que vean ustedes el concepto de 'parroquia ideal' que late en las mentes pastorales de nuestros obispos:



Es el ensayo parroquial de una 'propuesta de himno jmj'. Miren al de la guitarra, miren al cura, miren al coro, miren a los niños, a sus papás y sus mamás, a la abuelita de la silla de ruedas. Miren qué ambiente, miren qué comunidad, miren qué espiritualidad, miren qué Iglesia.

Y búsquense un hombro para llorar un buen llanto católico (preferiblemente el hombro de un cura-cura con sotana, fajín y birreta, si tienen ustedes esta gracia a su alcance (y si no, ¡¡¡búsquenla!!!!)).


+T.